Estos sellos tienen un apéndice con un anuncio autorizado por la emisora. Entre 1877 y 1891, Nueva Zelandia emitió una primera serie de anuncios, pero la iniciativa se vio afectada por la controversia.
En Francia apareció en 1923 y la publicidad estaba en tiras especiales que podían ser desprendidas del resto del sello. La iniciativa no alcanzó el favor de la opinión pública que no admitió cómo un órgano representativo de la nación podría asociarse con la venta de espacios publicitarios y después de algún problema el proyecto fue abandonado. En la actualidad, sin embargo, hay reflexiones sobre el uso fáctico de los memoriales como publicidad oculta.
En Italia los sellos publicitarios fueron autorizados por el Ministerio de Correos en 1924 tras la emisión del Real Decreto No 356 de 08/02/1923, que estableció que los apéndices publicitarios deberían haber sido separables de sellos mediante perforación. Este punto no se puso en vigor. Los anunciantes tendrían que pagar cada 5 liras por 1000 y era obligatorio participar en una cantidad mínima de 100 000 copias. Los primeros sellos fueron liberados en noviembre de 1924. La concesión fue derogada el 7 de julio de 1925 y después de esa fecha los sellos permanecieron en marcha hasta el agotamiento. Este tipo de sello se reservaba únicamente para correspondencia directa dentro del territorio nacional.
En 1939 Cuba también compró sellos publicitarios con la intención de propagar el tabaco de La Habana y en 1940 El Salvador hizo lo mismo para el café escribiendo "El cafè de El Salvador es el mejor del mundo" sobre algunos valores.